lunes, 6 de septiembre de 2010

Por Rafael Marín


El Derecho Penal Internacional, contiene instrumentos de persecución y castigo de sátrapas y Estados forajidos.
Sus crímenes son imprescriptibles.


Hoy, personajes como Perón y Pérez Jiménez, hubiesen terminado sus días tras las rejas, previamente enjuiciados por crímenes de Lesa Humanidad. A partir de los juicios de Núremberg, se ha desarrollado “el Derecho Penal Internacional”, concretándose en la creación del “Estatuto de Roma” y la “Corte Penal Internacional”, ante ella cursan los casos de los dictadores de Sudán y Liberia. Atrás quedarán Estados forajidos y narcotraficantes, a los cuales se les puede aplicar la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU que acaba con la impunidad de los paraísos del terrorismo y narcotráfico, quedando sujetos a sanciones políticas y económicas. Recientemente Álvaro Uribe, presentó contra Chávez, denuncias por delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra ante el Tribunal de la Haya. Ellas cuelgan pendientes como espada de Damocles sobre el cuello de Hugo, pues en cuanto se le ocurra una nueva locura internacional contra Colombia, ese gobierno, podría convertir la denuncia en una acusación política por ante la ONU, la cual tendría muchas posibilidades de éxito, si tenemos en cuenta los antecedentes del Teniente Coronel. En el ambiente internacional, están presentes las consecuencias de su compinche con Cuba, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y Zimbawe, sus andanzas con malandros de la calaña de Al-Bashir; y aún fresca en la memoria colectiva, la solicitud de Chávez a la comunidad internacional para que eliminara el calificativo de Narco terrorista a la FARC y al ELN y les reconociera beligerancia internacional, sería como reconocerles Soberanía de Estado sobre los territorios por ellos ocupados en Colombia. Más recientemente otro escándalo internacional se generó con la denuncia que formulara el juez Velasco de la Audiencia Nacional Española, sobre la protección del gobierno venezolano a connotados jefes de ETA. Todas estas son perlas enhebradas por la Comunidad Internacional en el largo rosario de tropelías penalizables supuestamente cometidas por Chávez. La evolución del derecho hace ya innecesarios suicidio como el de Hitler o acciones de vendetta popular como los ocurridos contra Mussolini y su amante; ahora hay Tribunales, Códigos y Gobiernos dispuestos a perseguir, enjuiciar y castigar a los gobernantes forajidos, aún ancianos, porque sus crímenes son imprescriptibles.
Después de su adulante abrazo en Santa Marta para hacerse perdonar sus pecados por el presidente Santos de Colombia, pareciera que estamos frente a un Chávez que “cogió mínimo” pero en su caso nunca se sabe, siempre estará pendiente el refrán: “Perro que come manteca mete la lengua en tapara”.


ciudadanocomuncorreo@gmail.com

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