lunes, 6 de septiembre de 2010

Por Rafael Marín.


La Justicia y la Libertad de Expresión han estado presentes en la historia de la humanidad desde siempre.
El papel de la Biblia hoy, lo hacen los medios e comunicación y el Caín de hoy no se quedará sin castigo.


La justicia y la libertad de expresión han estado presentes en la historia de la humanidad desde siempre, estos valores son rasgos distintivos del hombre, claro esta las instituciones regulatorias de dichos valores evolucionaron con el surgimiento del estado. Ha pasado mucha agua debajo del puente desde cuando según la Biblia Caín mató a Abel, utilizando una quijada de burro. De él se encargó la justicia divina. Pasarían siglos antes del que el hombre intentara una codificación de los delitos y las penas. Fue con el advenimiento del estado liberal burgués que se echaron las bases del constitucionalismo moderno, fundamentado principalmente en la declaratoria de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, partiendo del Derecho a la Vida como irrenunciable e inalienable hasta llegar a los más modernos derechos sociales entre otros el Derecho a la Información. En Venezuela las élites políticas han tenido la responsabilidad de aterrizar tardíamente en las etapas que les toca dirigir, así ocurrió en el siglo XX y esta ocurriendo en el siglo XXI, en el que todo lo avanzado ha sido destruido en un claro retroceso. Hoy tenemos que en materia del derecho a la vida y la seguridad jurídica del ciudadano, las cifras de muertos y heridos como consecuencia de el deterioro institucional, la omisión y negligencia del estado, cuya primera obligación es el resguardo y preservación de esos derechos, resultan asombrosas, propias de una guerra civil no declarada, la ausencia o el ocultamiento de las cifras oficiales obliga a los medios de comunicación a echar mano de datos extraoficiales provenientes a veces del CICPC , otras de innumerables organizaciones no gubernamentales que investigan la materia o de expertos sociólogos y criminalistas, las cuales coinciden por ejemplo que entre enero y junio de este año ha habido 5.186 asesinatos en nuestro país, esto sin tomar en cuenta los secuestrados, heridos y desaparecidos a manos del hampa. La ausencia de políticas preventivas y represivas del régimen (las cuales están exclusivamente reservadas para lo adversarios políticos del gobierno) van más allá de la omisión y hacen pensar en un contubernio o connivencia activa entre las autoridades y el hampa, pareciera que se la usa como una herramienta represiva y de terror, para mantener a la población encerrada en guetos enrrejados haciendo nugatorio el derecho al libre tránsito. El slogan oficial pareciera ser “las calles son del hampa y no del ciudadano”. Pero a este inusual y criminal método de amordazamiento de la población se le unen otros mecanismos aún más diabólicos y autoritarios; nos quieren aplicar la del perito cubano que huido en el “Marielo” a Miami, fue interrogado en la aduana acerca de las causas de su exilio y respondió: “en Cuba las sobras para perros son malas y escasas, pero lo peor es que no me dejan ladrar”. La satrapía chavista no ha logrado callar el aullido de indignación de los venezolanos ni tampoco asesinar la dignidad de algunos editores, muchos de los cales aún se atreven a publicar la verdad del infierno venezolano. El gobierno en una operación mordaza propia de las dictaduras , cuestionada por todos los organismos internacionales de defensa de la libertad de expresión, ha censurado la publicación de fotografías que por si solas revelan el aterrador estado de inseguridad en que vive Venezuela, pretendiendo hacer como el gato que tapa sus excresencias pero el olor lo delata. La podredumbre del régimen es inocultable y la indignación de los venezolanos se hará patente pronto, a través del voto o de cualquier vía constitucional que lo permita.
El papel de la Biblia hoy, lo hacen los medios de comunicación y el Caín de hoy no se quedará sin castigo.
ciudadanocomuncorreo@gmail.com

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