
Es la hora del ciudadano común. Es la hora de la participación orgánica y decisiva de toda la sociedad venezolana a través de distintos caminos y con el uso de diversas herramientas que conduzcan a la gente de pensamiento democrático a la construcción de la gran unidad nacional. El ciudadano común le exige a su elite dirigente mayor claridad de visión y capacidad de desprendimiento. Es la hora de pensar en Venezuela más que en los mendrugos que el régimen arroja a quienes se desviven por eso que llaman “espacios de poder” sin darse cuenta que le han cedido todo el poder a un régimen tiránico y policial como el de Chávez.
Más adelante afirmó: se han propuesto diversas alternativas para materializar la unidad opositora. A nuestro juicio ella debe descansar sobre tres líneas fundamentales. Primero, la creación de una plataforma que permita la participación de las organizaciones de la sociedad civil del país. Esto evitaría que se acusara a un reducido grupo de la oposición de arrogarse arbitrariamente la representación de la mayoría de ésta.
En segundo lugar, la utilización del registro Electoral permanente como base para la celebración de un amplio, transparente, justo y democrático proceso de elecciones primarias. Tercero, que la unidad democrática acuerde la presentación de una tarjeta única para respaldar a los candidatos que resulten electos en las antes referidas elecciones de base.
Finalmente, Rafael Marín afirmó: esta posición garantizaría la entusiasta participación del universo opositor venezolano y su unitaria disposición a defender en todas las instancias y por todas las vías el seguro triunfo electoral.
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